Al pesimismo de la razón y el optimismo de la voluntad, propongo agregarle la alegría del espíritu. Vaya aquí mi humilde contribución.
Mamita! Qué pedazo de... buena para nada.
En ciertas ocasiones, la diferencia entre una pelotuda y una hija de puta es tan pequeña que no vale la pena tomarse el trabajo de buscarla (proverbio popular)
Mamita! Qué pedazo de... buena para nada.
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